La verdadera declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.
No son los ojos los que ven, sino lo que nosotros veamos por medio de los ojos.
El hombre sabio querrá estar siempre con el que es mejor que él.
Debemos buscar para nuestros males una causa que no sea Dios.
Ninguna causa humana merece tal ansiedad.
Buscando el bien de nuestros semejantes encontraremos el nuestro.
